miércoles, noviembre 29, 2006

Antes de las entregas, algunos cuentos.

El crimen perfecto
René Avilés Fabila
El crimen perfecto -dijo a la concurrencia el escritor de novelas policiacas- es aquel donde no hay a quien perseguir, donde el culpable queda sin castigo; es, desde luego, el suicidio.

89
Alfredo Armas Alfonzo
Algunos papeles viejos son como los recuerdos inoportunos. Ni aceptan el fuego ni la horca. El hombre cumple su tránsito, pero sus recuerdos y su memoria a veces sobreviven a la desesperación.
El avaro de don Jesús María lo resolvió a su manera sucidándose.

Hablaba y hablaba...
MAX AUB
Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.

Textos extraídos de Un, dos, tres cuentos.