miércoles, septiembre 28, 2005

El símbolo del espiral como método


Espiral, movimiento continuo. En este símbolo se unen significaciones que vinculan en una misma representación a las Matemáticas, Biología y las Artes.
La espiral es una formación natural frecuente en el reino vegetal, evoca la evolución de una fuerza, de un estado. Es continuidad, desarrollo, emancipación, rotación creacional; en una palabra la espiral es fertilidad con todo lo que connota. Es el inicio y el fin, nacimiento y finitud, transformación.

Para los arquitectos de catedrales, es el camino hacia arriba, la evolución de la materia hacia el espíritu.

Es un símbolo arquetípico, es decir, de uso universal, están presentes en las pinturas de arena de los indios navajo y son literalmente idénticos a los petroglifos de la península ibérica, islas canarias, Marruecos y Sur América.

En el caso particular de los Andes, quisiera contar una experiencia que viví en relación con este símbolo: En 1.999, inicié un trabajo en el Resguardo indígena de Muellamués, perteneciente a la etnia de los Pastos, durante tres años desarrollé cuatro propuestas de creación en Arte, cuyo proceso dependía de la relación con los habitantes de la comunidad, e igualmente su espacio territorial. Durante este tiempo conocí mucha gente que me aportó, de igual manera los lugares visitados fueron claves a la hora de tomar decisiones, ya que ellos son espacios que te hablan; siempre y cuando aprendamos a escucharlos.
Trabajar en culturas distintas, lo invitan a uno a desetnificarse, es decir, dejar de vivir en lo posible de acuerdo a los parámetros de nuestra propia cultura y sin prejuicios experimentar un nuevo modo de existir, que a la vez oxigenan y permean nuestra existencia; empezando una nueva vida con una lógica singular.
En esos lugares asistí a muchas reuniones en diferentes veredas y fue precisamente el territorio, la madre tierra la que me hizo vislumbrar los caminos, los atajos para encontrar las herramientas y construir las propuestas de creación colectiva; me hizo conocer - sentir, lugares que a su vez me llevaron a otros seres que me indicaban el sendero investigativo - creativo.

Dar vueltas y vueltas por un lado y otro, por aquí y por allá, buscando; solo así al final se llega al cuzco, al pupo, al centro, al meollo del asunto. Así es el churo; el que por tiempos inmemoriales ha estado siempre grabado en la piedra, recordándonos que ese es el camino; girar y girar, ir por los laditos, conociendo lo aparentemente no necesario, lo no importante. El símbolo nos acerca a otros saberes que poco a poco van sumando, fortaleciendo el bagaje esencial para llegar al destino final.

En los Andes, el método científico que señala un inicio para llegar a una meta extremadamente lineal, funciona, pero de manera parcial, esta avenida del conocimiento se debería modificar; viajando por otros caminos, girando, volteando, dando vueltas, como la espiral.

En la medida que aprendo, conozco, visito, sueño y camino otros senderos - saberes, entiendo y comprendo el objetivo primordial del proceso investigativo.

Con lo anterior, se puede deducir que uno de los posibles métodos para desarrollar nuestro modelo pedagógico podría ser la espiral, aunque siento que aún hay mucho camino por recorrer...

MG. OVIDIO FIGUEROA BENAVIDES.